sábado, 10 de enero de 2015

"Non aux amalgames" vs libertad de expresión

Los recientes sucesos acaecidos en Francia me han tenido comiéndome el tarro, aunque creo que ha sido el caso para muchos.

Como suelo decir a menudo, soy una persona a la que le gusta observar a los demás, sus opiniones, etc. No me gusta guiarme por estereotipos sino por lo que veo. Y me esfuerzo por tratar de ofrecer un discurso lo más equilibrado posible.

He leído todo tipo de opiniones y el gran debate que parece ser se está planteando es el de los límites de la libertad de expresión mediante el ejemplo de la pertinencia o no de las viñetas satíricas de Charlie Hebdo.

Pues sí, me parecen más que pertinentes. Si nos reímos de unos nos reímos de todos, "o jugamos todos o rompemos la baraja".
¿O quizás deba recordar la hipocresía de tantos que en su día dijeron "a ver si te atreves ahora a parodiar a Mahoma" cuando se publicaban viñetas satíricas sobre el catolicismo y que ahora dicen que básicamente Charlie Hebdo se lo ha buscado por publicar viñetas satíricas sobre Mahoma?

Una revista satírica se ríe de todo y de todos. Si comenzamos a poner límites ya estamos hablando de censura. A las cosas, por su nombre.

Como he leído por la red en tantas ocasiones, los musulmanes tienen derecho a enfadarse y a que no les guste, y a expresar su descontento, faltaría más, pero tienen que aprender a aceptar la crítica igual que la aceptan las demás religiones.
¡Será por viñetas satíricas sobre el catolicismo, Dios santo! Y bien que se publican, aunque siempre hay algún escándalo por aquí y por allá. Si partimos de esa base, es que hay un colectivo que necesita madurar un poquito.

Igual que de nuestro lado no podemos hacer amalgamas y caer en la xenofobia, el colectivo musulmán tampoco puede limitarse a exigir sin dar nada a cambio.

Me explico, aún cuando corro el riesgo (muy a mi pesar) de caer en debates ya casi estereotipados, pero lo triste es que al final uno compara y las cuentas salen así.

Yo estoy de acuerdo con la idea de que no hay que hacer amalgamas, ¡faltaría más! Pero no basta con pedirlo, la otra parte también debe dar pasos adelante.

¿Qué quiero decir con esto?

Por, ejemplo, que no puedes pretender que se te respete cuando tú no demuestras ningún respeto por el que piensa diferentemente.
No puedes pretender que se te respete sólo porque lo has pedido cuando tú te pasas estos últimos días insultando a una comunidad que desea incluirte y protegerte de los amalgamas, desmarcándote voluntariamente en un alarde de victimismo que empieza a ser algo cansino.
No puedes pretender que se te respete cuando no haces más que pedir, sin dar nada a cambio.

Emigrar representa un contrato con el país de acogida.
Cuando emigras, tienes el DEBER (palabra por desgracia demasiado olvidada en los debates sobre derechos y límites de estos derechos) de doblegarte ante las costumbres del país al que emigras, ya que NO ESTÁS en tu tierra sino en otro país que te ha acogido, y de vivir según las reglas del país que te ha acogido, no según las de tu país de nacimiento.

Creo que ahí está el gran desequilibrio.
Por muy musulmán que seas, Francia es un país laico. Como tal, si el cristianismo es objeto de viñetas satíricas, el islam también debe serlo. Y, si la única razón para no serlo es la amenaza de atentados, entonces tenemos un problema muy serio.

Por lo tanto, no creo que sólo los occidentales debiéramos reflexionar acerca de estas cosas, el mundo islámico también debe hacerlo, y seriamente. La etiqueta de "racista" que tanto les encanta usar cuando se cuestiona su manera de hacer las cosas no sirve para todo.

Después de todo, no es como si se les estuviera prohibiendo que practiquen su fe.
Te hemos permitido practicar tu fe, tú a cambio debes aceptar que haya gente que critique tu religión igual que se nos critica y ridiculiza a los demás.

Creo que es una cuestión de equilibrio, reciprocidad y coherencia. Y también quizás de algo de madurez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario